fbpx
0

Carrito

BLOG

Conocé a nuestro equipo: Tania Puente

Q&A con la Directora Artística del festival’21

Tania es la directora artística de esta edición del Festival Internacional de Cultura Digital organizado por +CODE. Ella es quien lidera y desarrolla la línea curatorial: “Pensar paisajes: más allá de un marco”. En esta oportunidad, nos cuenta más sobre su historial, intereses y algunos proyectos de cultura digital.

Tu trabajo aborda las prácticas artísticas en el espacio público, la relación de la textualidad y visión urbana. Contame un poco más sobre tu background y tu interés por la cultura digital

Inicié mi camino en el campo de las letras, soy Licenciada en Letras Hispánicas por la UNAM, por lo que mi tránsito en el mundo del arte tiene que ver más con un interés/curiosidad que terminó articulando diferentes prácticas a la vez. Sí creo que el vector de mi búsqueda interdisciplinaria se remonta a una visión más contemporánea de los campos artísticos, donde la cuestión más academicista o separada del arte fue puesta en jaque. 

En 2016 llegué a Argentina donde cursé el Magíster en Curaduría en Artes Visuales por la UNTREF, luego durante 2018 participé del programa de Artistas, críticos y curadores de la Di Tella. He curado algunas exposiciones en Buenos Aires y también trabajé en waldengallery, una galería que se dedica al arte contemporáneo latinoamericano, con énfasis en archivo de los años setenta, enfocado en feminismos y arte político. En México, trabajé en el Museo de Arte Moderno de México y el Museo Nacional de Arte.

Mi trabajo como curadora del festival no se parece a nada de lo que haya hecho antes. Este es mi primer acercamiento trabajando con las artes electrónicas y tecnológicas. Mi línea curatorial, aunque con un enfoque interdisciplinario, siempre estuvo enmarcada en el arte contemporáneo, sea cruce de arte y literatura, o arte y urbanismo. 

Creo que el trabajo de +CODE es abierto y diferente, ya que se centra  en los modos de hacer. Y eso es también lo que a mí me interesa en general dentro del campo del arte, entender que no hay disciplinas separadas sino soportes, modos. La mirada que busca enmarcar la pureza de los diferentes campos creativos, constantemente pugnando por lo puro o prístino está aún muy presente, pero en mi opinión, quedó obsoleta; y es por eso que me resulta interesante la propuesta del festival, es una gran oportunidad poder tener un acercamiento al campo del arte desde un costado nuevo para mi, el costado tecnológico. 

Es casi como si hoy existieran fronteras invisibles que no mucha gente se atreve a cruzar. Pensar que el arte vinculado con la tecnología sólo es exclusivo para personas que saben programar o que conocen las reglas del coding es limitante. Lo mismo con el arte contemporáneo, pareciera ser que hay otro tipo de prioridades, y creo que lo interesante es poder encontrar ese cruce y sobre todo trabajar con temas que puedan aplicarse en ambos campos, encontrar las temáticas puente que muestran que la diferencia entre campos es una manera de pensar, un artificio.

¿Qué es lo que te llevó a elegir el concepto de paisajes como elemento articulador de la línea curatorial del festival?

El concepto curatorial del paisaje busca romper con la noción tradicional que el concepto acarrea. Lo cierto es que a veces solemos automatizar ciertas preguntas que nos podrían servir para pensar la noción del paisaje en la actualidad. ¿Cuáles son los paisajes en donde nos encontramos? ¿Cómo están construidos? ¿Cómo los habitamos? La tecnología tiene esta capacidad de habitar ubicuamente todos los espacios y a la vez servir de plataforma amplificadora de voces que no siempre tienen lugar. En un momento donde las luchas por justicia social y reivindicaciones de dignidad están sucediendo en toda Latinoamérica, creo que es válido preguntarnos dónde se ubica la tecnología en estos paisajes, cómo ésta puede ayudarnos a pensar nuevos mundos, transformaciones colectivas radicales.

La cuestión de las artes tecnológicas es interesante, porque aunque se pueda llegar a pensar que la tecnología no es un espacio tangible, se replican los comportamientos y circulaciones propias del mundo físico: también en el espacio online hay tránsito, también hay hegemonía y disputa. Toda nuestra vida física se ha visto permeada  por las pantallas y viceversa. Por ejemplo, ¿Cómo operan hoy las cartografías en la ciudad? ¿Cómo son los encuentros sexoafectivos por una app de citas, las herramientas de movilidad, los canales generadores de información?, ¿cómo son los dispositivos móviles que portamos todo el día, en todo momento? Esto me lleva a otro punto interesante, que también entra dentro de la noción de paisaje en relación con la tecnología, que es la cuestión de la identidad. Ya no podemos pensar que hay una identidad virtual despegada de la identidad del mundo físico. Y en ese sentido es que me interesaba pensar qué tipo de paisajes también se pueden generar desde los dispositivos. 

El concepto que nuclea el festival también toma un color interesante a raíz de nuestra experiencia pandémica. A quienes tuvimos el privilegio de tener una casa y podernos quedar en ella, se nos cortaron cierto tipos de paisajes, y al mismo tiempo hay personas que no tuvieron acceso a ese tipo de espacios de aislamiento. ¿De qué quedaron excluidos? Toda esta vida física se trasladó a lo virtual, excluyendo a gran parte de la sociedad, en donde la conversión colectiva de las dinámicas virtuales fue muy acelerada. ¿Quién sabía usar zoom antes de la pandemia? ¿Cómo es que se dieron y se dan los procesos educativos? Ha sido una cuestión complicada donde la inmersión en la virtualidad fue muy rápida y los paisajes tomaron un rumbo diferente. 

 

 ¿Creés que la pandemia cambió la relación existente entre el arte y la tecnología? 

Creo que esta pregunta tiene diferentes interpretaciones y puntos de enunciación. Por un lado, está el caso de los museos o galerías, como instituciones tradicionales, que a partir de la pandemia, intentaron volcar toda su programación y estrategia hacia lo digital, pero con ciertas limitaciones, ya que aún existe cierto estigma ligado a lo digital; al momento de no estar materializado, es complicado encontrar quien quiera invertir en estos medios. En última instancia, todos los museos salieron a ofrecer experiencias y exposiciones virtuales, pero en realidad nadie entraba a verlas. Esas ideas en torno a lo virtual están erradas, lo virtual no es pasar la experiencia física al mundo digital, subir los registros de las obras físicas a .jpg no es arte tecnológico. 

Por fuera de ese círculo de arte tecnológico, en donde el arte contemporáneo está incluido, hay una reticencia a acercarse de manera completa a estas nuevas prácticas del arte que atraviesan la variable de lo digital como soporte y creación. Lo que es importante para mí es entender que son tanto herramientas como fines en sí mismas, que habilitan el uso de diferentes soportes para que los artistas desarrollen sus prácticas. 

+

Y vos ¿Ves un diferencial/potencial en el arte y su relación con la tecnología en este momento particular que estamos experimentando?

Creo que hay mucha falta de imaginación para responder ante emergencias y eso está directamente relacionado con la sociedad capitalista en que vivimos y las jerarquías simbólicas y materiales que la configuran. En vez de pensar de qué manera podemos crear nuevas estrategias, se adaptaron de manera forzada los caminos ya existentes, porque era más cómodo. Creo que todo esto se relaciona con que es muy fina la línea entre la mercancía artística y la capacidad de transformación de la misma.

Sin duda, son terrenos complicados los que estamos transitando, pero hay que hacerlo sin miedo y con un vector de conciencia social. Pensar nuevos modelos del arte, nuevos puntos de encuentro. Es necesario proponer otras maneras de pensar el mundo del arte, que se articulen de manera colectiva y colaborativa. Esa es la potencia que nos trae este momento particular. Esa colaboración se refleja muy bien en la organización del festival, construida a partir de una organización latinoamericana. 

 

Aprovechando tu visión como editora y escritora ¿Hay algún proyecto editorial digital que nos recomiendes?

Traigo dos proyectos que se articulan bajo el cruce de la palabra con el arte. Esta pieza se llama La máquina distópica es de Verónica Gerber Bicecci en conjunto con Canek Zapata y Carlos Bergen, presentada en el marco de la Bienal FEMSA en 2018. Es una especie de oráculo web que calcula augurios virtuales en formato ‘.png’. Cada uno de estos augurios se compone de tres indicadores. El primero es el espacio temporal, que va del 2018 al 2699 y arroja composiciones geométricas de entre 4 y 16 figuras. Las composiciones son una reescritura con programación generativa de las reglas de La máquina estética (1983) de Manuel Felguérez y Mayer Sasson, una de las primeras obras de arte digital mexicano. El segundo, es un Indicador de contaminación: va del 0 al 100% Cómo esta obra fue presentada en el marco de la Bienal FEMSA se refiere particularmente a la contaminación del agua de una mina del estado de Zacatecas. Y el tercer nivel, es un Indicador de sustitución del trabajo humano 0, 1x, 2x, 3x: un bot de texto determina la sustitución de cero, uno, dos o tres sustantivos y/o adjetivos de la Poesía reunida (2011) de Amparo Dávila, una escritora mexicana de ficciones relacionadas con el suspenso; los sustantivos y adjetivos que sustituye tienen que ver más con el campo semántico de lo empresarial, lo laboral y lo ambiental.

El segundo proyecto es El Oráculo de las Capturas de Pantalla de Coni Rosman, Licenciada en Artes (UBA), fotógrafa, gestora, productora cultural. El OCP es una obra virtual, online e interactiva que, como ella describe, conjuga el cine, los algoritmos y la fe. Se basa en el I-Ching y es muy recomendable acudir a ella cada vez que llegamos a un punto de incertidumbre en nuestras vidas. El set de respuestas proviene stills de películas y series, lo cual lo vuelve muy cercano a nosotros. 

Pueden seguir a Tania en Instagram, para más reflexiones y recomendaciones creativas: @tanipony.

Leave a Reply